DIARIO DE DON VENUSTIANO CARRANZA
Después de tantas y tan cruentas batallas a favor de la Revolución y seguimos igual… 10 días, eternos… luchas sanguinarias en febrero de 1913. Siguen los extranjeros apoyando a los traidores mexicanos que están en contra de nuestro presidente Madero. Pero ¿cómo es posible? Victoriano Huerta, que apenas hace un año puso en su lugar a los Orozquistas, ahora sin que Madero lo supiera, estuvo de acuerdo con los sublevados; ¡lo traicionó descaradamente! ¡Maldita decena trágica! Pero, algo tengo que hacer, no podemos seguir así.
Ahora se de las intenciones de Wilson, embajador de Estados Unidos. Los gringos quieren seguir teniendo el poder en nuestro país. Temen que el movimiento revolucionario afecte los intereses de sus compañías. Quieren un dictador, lo prefieren, pero ¿cómo no lo supe antes? No podían elegir a nadie mejor que a Huerta.
¡Ahora sí es el colmo! No lo puedo creer… Recibí un telegrama diciendo que ayer 18 de febrero, unos soldados de Huerta entraron a Palacio Nacional y apresaron a Madero junto con el vicepresidente Pino Suárez. ¿Qué demonios quieren? ¿Los obligarán a renunciar a sus cargos? ¿Los matarán? Estoy completamente indignado al igual que todos los mexicanos que en realidad queremos un México mejor, más justo y sin la mano sucia de extranjeros que quieran manipularnos.
Así como lo pensé, tan sólo cuatro días después, Madero y Pino Suárez fueron asesinados. Ahora Huerta asume la presidencia. No le será tan fácil, deberá enfrentarse a miles y miles que estamos en su contra. Yo, como gobernador de Coahuila, desconozco a Huerta como presidente. ¡Es momento de hacer algo, debemos alzar las voces, unidos tenemos que lograrlo! ¡Motivaré a mi pueblo y nos levantaremos en armas!
Miles de hombres y mujeres se han unido a la lucha, han dejado sus trabajos y se lanzaron a los campos de batalla. ¡Debemos exigir el respeto de nuestra Constitución de 1857! Obregón, Villa y Zapata no han bajado la guardia, al contrario, ahora están más dispuestos, más valientes y aguerridos que antes. Lucharemos sin descanso en pro de nuestras leyes mexicanas. Por eso ahora nuestro ejército es conocido como CONSTITUCIONALISTA.
Cada soldado de nuestro ejército, al igual que yo, tiene la esperanza de lograr una situación más justa para todos. Puedo darme cuenta de nuestras carencias, económicas, de organización, disciplina, etc. Sin embargo, el entusiasmo es lo que nos mantiene de pie, incluso a familias enteras dedicadas a nuestro fin común.
¡Llevamos la de ganar! Huerta confió demasiado en los estadounidenses y ahora, le han dado la espalda. Wilson desconoció su gobierno. Envió tropas a Veracruz en contra de Huerta. No pudimos quedarnos con los brazos cruzados a pesar de que pudo favorecernos el ataque contra Huerta. Pero ¿Quiénes son ellos para venir y meterse en nuestros problemas? Los problemas de mexicanos los resolvemos los mexicanos.
¡Seguimos avanzando! Obregón desde Sonora por la costa del Pacífico, sin perder batalla alguna hasta Guadalajara. Zapata continuó la lucha. Villa destrozó a las tropas federales en Torreón y Zacatecas.
¡Lo logramos! Estamos ya en agosto de 1914 y Huerta por fin dejó el país. ¡Hoy logré entrar a la Ciudad de México! Ahora sí, confío en que puedo ser el Primer Jefe del país y con ayuda de todos estableceremos una Constitución con leyes acorde a nuestro tiempo, con igualdad, apego a la justicia y transparencia.
Nos hemos reunido en Aguascalientes, en la llamada Convención Revolucionaria. Es octubre de 1914. Villistas y zapatistas eligieron a Eulalio Gutiérrez como presidente interino de la República. ¡Estoy en completo desacuerdo! ¡Obregón me apoyará! Juntos con su talento militar y mi capacidad estratega, podremos derrotarlos a pesar de ocupar ellos ya casi todo el país. Debemos tener serenidad, apegarnos a las vías diplomáticas y evitar que extranjeros interfieran de nuevo en nuestro país.
¡Hemos triunfado sobre Villa y Zapata! Por la unidad que nos caracterizó, Obregón y yo hicimos una excelente mancuerna. Sabíamos mejor que nuestros rivales lo que es la unidad nacional. Tenemos perfectamente clara la idea de lo que es una nación. El nacionalismo y apego a la ley han sido nuestros valores más importantes. ¡Ahora planeemos por fin las reformas a la Constitución de 1857!
Lo he pensado mucho y estoy convencido de que la situación de nuestro país es muy diferente a lo que fue en la época de la anterior constitución. Creo que lo mejor será redactar una nueva que se adapte a todas nuestras necesidades actuales. Querétaro es una buena ciudad para hacerlo, además es buen tiempo, antes de termine este 1916.
Después de muchas pláticas, días y días de análisis y estructuraciones, por fin la tenemos. Hoy, 5 de febrero de 1917, promulgamos la nueva Constitución de nuestro país. La hemos hecho con las ideas de todos. Retomamos las libertades y los derechos de los ciudadanos, así como los ideales democráticos y federales de la constitución de 1857. Reconocimos los derechos sociales, como el de huelga y de organización de los trabajadores, el derecho a la educación y el derecho de la nación a regular la propiedad privada de acuerdo con el interés de la comunidad. De toda ella, mi mayor orgullo son los artículos 3° referente a la educación, el 27° en relación a la propiedad de la tierra y por supuesto el 123° que protege a los trabajadores. Tengo un deseo enorme de que todo esto haya valido realmente la pena. Quiero de verdad lo mejor para México y todos sus habitantes. No debemos parar. Esto apenas comienza.
Estamos ya en 1920 y en algunas regiones la guerra ha continuado. Las huellas de la destrucción son palpables en todos los sentidos. Ya nada es igual, la agricultura, minas, fábricas, comercios, los caminos, puentes, vías férreas, cables del telégrafo, construcciones, tantas y tantas cosas han cambiado y se han deteriorado. Miles de soldados y civiles murieron en las batallas o a manos de los bandidos e incluso por las epidemias. Muchos hombres y mujeres salieron de nuestro país rumbo a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. Hemos perdido a más de un millón de habitantes.
Poco a poco se restablece la paz. Zapata fue traicionado y asesinado en 1919. Villa firmó la paz con el gobierno un año después. Para 1923 fue asesinado en una emboscada en el estado de Chihuahua.
Logré ser el primer presidente electo después de la Constitución de 1917. Al final de mi mandato de 4 años no he logrado convencer a los jefes revolucionarios de poyar a mi candidato para las siguientes elecciones. Obregón me ha dado la espalda, después de tantas batallas juntos, creí que estaría a mi lado siempre, sin embargo, se ha unido a Plutarco Elías Calles y juntos organizaron una rebelión en mi contra en Agua Prieta, Sonora.
He tenido que retirarme y escapar con algunos de mis hombres rumbo a Veracruz. Estoy en un pequeño poblado llamado Tlaxcalantongo en el estado de Puebla y ya es mayo de 1920. Supe por mis allegados que Adolfo de la Huerta será nombrado presidente interino. ¡Ahora se que todo ha terminado para mi! Se que vienen por mi y no se por cuanto tiempo podré ocultarme. Quiero pensar que mi lucha no ha sido en vano y que gran parte de lo que logré en mi vida, sea retomado y me recuerden como un hombre que si bien no fui el mejor gobernante del país, sí fui uno de los que más lo ha amado a su patria y a sus habitantes, y que la Constitución que juntos promulgamos vaya más allá de los años, del tiempo, y la distancia y pueda regir muchísimo tiempo a favor de todos mis paisanos. ¡Que así sea!DON VENUSTIANO CARRANZA
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